lunes, 10 de junio de 2013

“CUANTO MÁS CONSUMO, MÁS FELIZ SOY”



“La computadora, la licuadora, la cafetera y la refrigeradora, todas las cosas vienen por mí, me quieren llevar, me van matar,¡Ayúdame, no quiero morir! Nunca voy a olvidar el día que mi hermana despertó llorando y gritando esas palabras." 
¿Fantasía o realidad? ¿Puede uno morir por culpa de los objetos o artefactos? ¿De ser así, podremos escapar y salvar nuestras vidas?

Ya sea caminando por las calles, abriendo un periódico, una revista, navegando en internet o mirando los distintos canales de televisión, no podemos escapar de la cadena de comercio y publicidad que incrusta nuestras mentes para impulsarnos, a desear, comprar, y querer aún más de lo que ya tenemos. Hoy en día te esfuerzas por comprar algo que en unos días pasa a ser innecesario, o des-actualizado y ansías comprar algo nuevo, porque la sociedad te obliga subliminal mente a ello. 

El consumismo es producido por la fusión del marketing y la publicidad, estrategias creadas exclusivamente para inducir a realizar alguna compra o acudir algún servicio. Si una persona no aprende a controlar sus necesidades y deseos adquisitivos desde niño, mas tarde podría verse afectarlo emocionalmente.

Un estudio internacional llamado “The New Generation” realizado con niños de 4 a 12 años, por el Instituto de la Pequeña y Mediana Industria Valenciana (IMPIVA) y el Instituto Tecnológico del Juguete (AIJU), sobre las tendencias y los gustos de los más pequeños, revelo que los niños de la actualidad son considerados “superconsumidores”. Esto se debe a que el niño de hoy, está adaptado a un entorno en el que depende de su capacidad adquisitiva para pertenecer a un determinado grupo social.

Tenemos un pensamiento erróneo sobre la felicidad, pensando en que mientras más tenemos, más felices podemos ser. Ya no manejamos la compra de nuestros bienes, son las empresas las que manejan nuestros impulsos y nuestros hábitos de compra. Creando necesidades que no existen más que en nuestras cabezas. Esta inseguridad de nuestros deseos y comportamientos, son vistas e imitadas por los niños, que siempre, son el reflejo más cercano de los adultos con los que viven o ven a diario.

Salvar el futuro de los niños y la sociedad, para que no sean dominados por este fenómeno, depende únicamente de la educación que fomentemos sobre ellos. De forma que comprendan el esfuerzo que requiere obtener un bien o servicio, la responsabilidad de mantener algo y cuidarlo, el quererse por lo que es y no por lo que tienen, y que consumir es una actividad diaria responsable.


No es el hecho de querer darle a los hijos, todo como símbolo de cariño , o para remplazar la ausencia de los padres, hay que darse un tiempo para ellos, en donde puedan educarlos para que sepan enfrentarse a esta sociedad materialista y consumista , aprender a ser padres responsables con hijos responsables.